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lunes, 2 de mayo de 2011

Arcadas dominicales

A veces, cuando por casualidad, me veo inmersa en una conversación sobre el nazismo y la Alemania nazi, suelo apuntar siempre lo mismo. Lo que verdaderamente me produce estupor y asco a partes iguales no es la persona de Hitler (que sin duda alguna fue un cabronazo sin alma y con un, bajo mi punto de vista, tremendo complejo de inferioridad debido a que tenía micropene y/o disfunción eréctil). Lo que verdaderamente me da escalofríos son sus subordinados, las juventudes de las SS, los soldados, los miembros del Tercer Reich, todos aquellos que perpetraron con sus propias manos los asesinatos y torturas de pobres seres humanos con el único delito de profesar una religión concreta. Porque dudo mucho que el cobarde de Hitler llegara a matar en su miserable vida a un solo judío. No le hacía falta, tenía millones de adeptos dispuestos a hacer el trabajo sucio. Es esa faceta del ser humano la que me inquieta, la posibilidad de que una persona normal, que podría ser tu vecino, acabe tratando a personas como a la peor basura disfrutando con su asesinato y humillación, en muchos casos, póstuma. Bien, esa es mi postura sobre el tema de la vileza humana. Creo que ha quedado clara.

Hoy domingo, después de zapear por todos los canales sin encontrar más que mierda digital terrestre, decidí apagar la televisión y ponerme a leer. Mientras comíamos mi padre me había dicho: “¿Has leído el reportaje de la Rolling Stone? Va sobre unos soldados americanos en Afganistán, menudos cabrones”, así que abrí la revista y me encendí un cigarro en busca del reportaje recomendado. Está firmado por Mark Boal, que ganó el Oscar en 2010 por la película ‘En tierra hostil’, más o menos con la misma temática militar y su lado oscuro. En líneas generales, hablaba sobre cómo durante la guerra de Afganistán, una división del ejército estadounidense había perpetrado una serie de crímenes contra civiles afganos inocentes, solamente porque estaban cabreados, asqueados, aburridos, fumados y, por una mezcla de todo ello, sentían odio por la población de ese país, ya fueran insurgentes o no. Sus mandos sabían lo que estaba pasando, y toda la compañía conocía que muchos soldados salían a asesinar civiles inocentes solamente por diversión. Pero todos miraban hacia otro lado, al fin y al cabo había algo que mantenía la moral de las tropas. Para que podáis comprender el grado de salvajismo os cito un pasaje del artículo: “Los miembros de la compañía Bravo comenzaron a hablar incesantemente sobre matar a afganos. Una idea, propuesta medio en broma, era tirar caramelos desde un Stryker cuando pasaran por un pueblo y disparar a los niños que corrieran a cogerlos. Según un soldado, también hablaron de otra posibilidad, en la que tirarían dulces enfrente y detrás del Stryker, y luego atropellarían a los niños con el vehículo”. Todo el reportaje detalla la clase de acciones que cometían, y otras como (disculpad mis pocos escrúpulos) la anécdota de que, después de cometer los asesinatos, uno de los sargentos se llevaba de recuerdo los dedos de sus víctimas, además de hacerse fotos orgullosos con los cadáveres, con los dedos formando el símbolo de la victoria, o de la paz, que recuerdan mucho al bochornoso escándalo de Abu Ghraib (recomiendo el documental ‘Taxi to the dark side’).

Todo lo que leía no hacía más que recordarme a aquellos soldados de las SS que tanto asco me producen, y que tanto horrorizaron durante generaciones a la sociedad mundial. Son soldados americanos de los que trata el reportaje de Boal, pero estoy segura de que podrían ser soldados de cualquier ejército de mundo. El ser humano es una raza cruel, lo fue durante la Segunda Guerra Mundial, lo fue en los gulags siberianos, lo fue en Hiroshima y Nagasaki, en Afganistán, en Bosnia, en Ruanda, en Irak, y todo apunta a que lo será en Libia.

Miré a través de la ventana y me quedé mirando la lluvia caer. ¿Cómo es posible que tanta maldad se pueda concentrar en un cuerpo, en miles de cuerpos de personas que poseen tanta bestialidad que no merecen ser llamados ni siquiera “bestias”?¿Qué clase de sociedad permite que ocurran esa clase de cosas?¿Por qué se han convertido en acciones comunes?

Dí una calada más a mi cigarro y un pensamiento cruzó mi mente: no me extrañaría en absoluto que en el 2012 la Tierra acabara con la humanidad en uno de esos asesinatos-suicidios, porque debe estar pensando que está siendo gobernada por asesinos desalmados. Yo también lo pensaría.


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