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miércoles, 20 de abril de 2011

Tokio Blues


En definitiva –así lo creo–, lo único que puedo verter en este receptáculo imperfecto que es un texto son recuerdos imperfectos, pensamientos imperfectos. Y cuanto más ha ido palideciendo el recuerdo de Naoko, más capaz he sido de comprenderla. Ahora sé por qué me pidió que no la olvidara. Por supuesto, ella intuía que mi memoria iría borrándose algún día. Por eso me lo pidió: «No me olvides nunca. Recuerda que he existido». Este pensamiento me llena de una tristeza insoportable. Porque Naoko jamás me amó.

Tokio Blues - Haruki Murakami

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