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martes, 19 de abril de 2011

Descubrimientos personales

Imagínate que un día, un día como otro cualquiera, de pronto te descubres a ti mismo haciendo o pensando algo que nunca creías que harías o pensarías. Empiezas a darle vueltas. No lo comentas a tus amigos porque qué podrían pensar de ti. Al fin y al cabo tampoco tú sabes que pensar sobre ti mismo. Pasan las horas e intentas seguir haciendo lo que haces normalmente con la esperanza de que nadie note nada raro. Pero no puedes evitar seguir dándole vueltas. ¿Estarás cambiando? Poco a poco un pensamiento se va formando en tu cabeza: ¿y si realmente soy así y toda mi vida hasta ahora ha sido un fraude?¿Y si me engañé a mi mismo y a todos los que me rodean? Entras en pánico, te dan ganas de vomitar. Ya no puedes pensar en otra cosa. Ahora todo tu mundo está patas arriba. Pasas una de las peores noches de tu vida con el deseo de que al abrir los ojos todo haya vuelto a la normalidad. Pero no es así. Así que decides contárselo a alguien. Mientras lo verbalizas te das cuenta de que no es para tanto. Tu amigo te mira y te dice que no pasa nada, que no tienes que ser tan dramático. Y suspiras, aliviado. El peso de tu pensamientos ya está repartido entre dos. Y te relajas. Te das cuenta de que en el fondo no pasa nada. Sólo estás conociéndote. En eso consiste la vida, ¿no? En conocerse a uno mismo, en descubrir las sombras de tu personalidad. Renovarse o morir.

Lo que quiero decir con todo esto es que no es un pecado que entrada la veintena descubras cosas sobre ti mismo, cosas que quizá no te gusten o que jamás esperarías. No hay que dejarse llevar por las creencias populares. Vivimos en una época convulsa que nos presiona para que sepamos qué queremos, quiénes somos, cuáles son nuestros planes de futuro, pero que, sin embargo, no nos da tregua. Date prisa, la vida es corta, ten las cosas claras. Desde aquí yo digo: tranquilo, respira, siéntate a coger aire, tómate el tiempo que quieras en conocerte. Porque después de todo tú y sólo tú estarás contigo el resto de tu vida.

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